El ingeniero químico santandereano fue premiado por convertir residuos de queserías en energía limpia.
Jaime Jaimes Estévez, egresado de la Universidad Industrial de Santander (UIS), fue anunciado como ganador del Premio Nacional de Ciencias y Solidaridad 2025. Otorgado por la Fundación Alejandro Ángel Escobar (FAAE), la distinción más relevante del país en materia científica y social.

La ceremonia de entrega tendrá lugar el próximo 1 de octubre a las 6:00 p. m. en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, en Bogotá. En un evento que reunirá a destacados investigadores y líderes sociales. La categoría Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible “Camila Botero Restrepo” reconocerá al santandereano, destacando iniciativas que transforman comunidades a través del conocimiento.
El trabajo que le otorgó este reconocimiento lleva por nombre “Mejoramiento de la biometanización psicrofílica de lactosuero mediante el uso de biochar como soporte orgánico”. La investigación aborda un problema ambiental de gran impacto en las zonas rurales. Los residuos de las queserías campesinas, que con frecuencia terminan contaminando fuentes hídricas o acumulándose como desechos.
Jaimes Estévez, de 33 años y oriundo de Girón (Santander), diseñó una innovación que permite aprovechar estos desechos a través de biodigestores, que los transforman en gas y fertilizantes. Su aporte radica en lograr que el proceso funcione en climas fríos, donde normalmente los biodigestores dejan de operar.
Le puede interesar: Conmemoración de las víctimas del Palacio de Justicia en Bucaramanga
Consciente de que la ciencia debía trascender el laboratorio, el ingeniero impulsó procesos de apropiación comunitaria. Para ello, organizó talleres y actividades culturales, como obras de teatro, que explicaban el funcionamiento de la digestión anaeróbica mejorada con biochar. Así, las familias campesinas comprendieron y adoptaron la tecnología como una herramienta para resolver sus necesidades energéticas.
“El impacto es tangible: las familias campesinas acceden a gas limpio para cocinar, reducen la tala de leña, ahorran en la compra de propano y obtienen fertilizantes naturales para enriquecer sus cultivos. Menos contaminación y más energía limpia en un mismo proceso”, explicó Estévez.
Los resultados muestran que en zonas rurales frías el uso de biochar favorece el acceso a energías renovables y a fertilizantes, mientras disminuye la dependencia de combustibles tradicionales como la leña y el propano.