Los homicidios estarían ligados al microtráfico y ajustes de cuentas.
Redacción: Edward Pinilla – Periodista Oriente Noticias
Un sábado que comenzó caluroso terminó teñido de sangre. Y el domingo, lejos de dar respiro, sumó más tragedia a una región sacudida por la criminalidad. En menos de 36 horas, cinco personas fueron asesinadas en hechos que, aunque separados por kilómetros, comparten una línea común: la violencia estructurada del crimen urbano.
El primer ataque se registró a plena luz del día en el barrio Brisas de Provenza, oriente de Bucaramanga. Steven Ayala Pacheco, alias ‘C Pequeño’, fue víctima de una brutal emboscada. Dos hombres llegaron en motocicleta, el parrillero intentó disparar, pero al fallar el arma, el conductor lo atacó con una navaja.
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Ayala intentó huir malherido, pero fue alcanzado media cuadra más adelante y asesinado a tiros. Según inteligencia, el crimen respondería a una escalada de retaliaciones por la muerte de alias ‘Sombra’ y ‘El Gordo’.
Horas después, la barbería del barrio Girardot se convirtió en escenario de otro asesinato. Yexy Giovanni Convita, alias ‘Cabeza de Motor’, recibía un corte de cabello cuando fue baleado en cuatro ocasiones por un sicario que irrumpió en el local.
Tenía 17 anotaciones judiciales. Su homicidio, según las autoridades, desató la continuación de la violencia.

Esa misma noche, en Sabana de Torres, un hombre de 45 años fue asesinado en un establecimiento público. El agresor actuó con el rostro cubierto y escapó sin dejar rastro. La Policía desplegó operativos de búsqueda e inteligencia.
Ya el domingo, a las 9:48 p. m., Girón volvió a ser noticia: alias ‘El Osito’, un joven de 16 años con antecedentes por homicidio fue acribillado por sicarios frente a la casa 43 del barrio Villamil.
Un testigo los siguió hasta que abordaron un Spark, y gracias al aviso inmediato, dos personas fueron capturadas y un menor fue aprehendido, todos con prontuarios por delitos graves. La madrugada del lunes no trajo calma. A la 1:08 a. m., Luis Enrique Herrera, de 54 años, fue asesinado cuando salía de una miniteca en La Ceiba. Le dispararon sin mediar palabra.
El occiso tenía antecedentes por concierto para delinquir y tráfico de drogas. Según La Policía, pertenecía a un grupo del crimen organizado y era quien coordinaba en el barrio Antonia Santos.
Cinco muertos, cuatro municipios, menos de dos días. Mientras las autoridades intentan trazar vínculos entre las víctimas y esclarecer cada hecho, en los barrios más vulnerables de Bucaramanga, la noche sigue oliendo a pólvora, miedo y silencio.
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