El partido de octavos de la Copa Sudamericana terminó con heridos, detenidos y fuertes cuestionamientos a las medidas de seguridad en el estadio Libertadores de América.
Redacción: Sebastián Villafany – Periodista TRO Digital
Este miércoles, el partido entre Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile en Argentina fue cancelado por la Conmebol. La decisión se tomó tras graves incidentes de violencia en las tribunas, que impidieron garantizar la seguridad de jugadores, hinchas y personal.
El duelo comenzó de manera común y corriente. Durante el primer tiempo, Universidad de Chile abrió el marcador con un gol de Lucas Assadi. Minutos después, Independiente igualó con gol de Santiago Montiel. El resultado parcial era 1-1 al descanso y el clima en el estadio se mantenía controlado, aunque ya existían tensiones entre las dos hinchadas.
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Al iniciar la segunda parte, alrededor del minuto tres, estalló la violencia. Hinchas de la Universidad de Chile ubicados en la parte alta de la tribuna visitante comenzaron a prender fuego en varias butacas. Además, lanzaron proyectiles, sillas y bombas de estruendo hacia otras zonas del estadio donde se encontraban los hinchas chilenos. Sin embargo, hinchas del Independiente manifestaron que las provocaciones venían del cuadro chileno que durante todo el encuentro provocaron a los argentinos, tirando objetos y dañando las instalaciones.
El operativo de seguridad respondió como pudo desalojando la parcialidad visitante, pero dicha medida no evitó el desarrollo del conflicto. Ya que la Conmebol y la AFA (Asociación de Fútbol Argentino) no aceptaron el apoyo de la autoridad local ni seguridad privada para este partido.
Mientras una parte de los hinchas visitantes intentaba retirarse, barristas de Independiente ingresaron a la tribuna. Algunos iban armados con palos y otros objetos contundentes. La agresión se volvió más violenta cuando golpearon a simpatizantes chilenos, dejando a varios heridos. En medio del caos, algunas personas fueron despojadas de sus prendas, golpeadas y hasta lanzadas desde alturas considerables, lo que generó escenas de pánico y desesperación.
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Las autoridades locales informaron que entre 10 y 19 personas resultaron heridas, algunas de ellas en estado grave. Además, se registraron entre 90 y 97 detenidos. La magnitud de la violencia provocó la suspensión definitiva del partido. Conmebol aclaró que no se trató de una simple suspensión, sino de una cancelación oficial. El organismo trasladó el caso a sus órganos disciplinarios para definir sanciones deportivas y económicas.
En su comunicado oficial, Conmebol condenó enérgicamente los hechos. Señaló que la prioridad era proteger la integridad de jugadores y asistentes, y afirmó que aplicará sanciones ejemplares. El organismo también recordó que en abril de 2025 ya había cancelado un partido entre Colo-Colo y Fortaleza en circunstancias similares, cuando incidentes violentos terminaron con víctimas fatales.
La violencia en Avellaneda volvió a exponer la fragilidad de los operativos de seguridad en el fútbol sudamericano. El ingreso de barras a tribunas rivales, la falta de separación efectiva entre hinchadas y la reacción tardía de las fuerzas del orden fueron factores determinantes.
