Joven santandereano murió en la guerra de Ucrania tras enlistarse como soldado extranjero

Redacción: Daneris Maritza Cueto Pineda-Periodista de Oriente Noticias

Héctor Eduardo Salinas, un joven santandereano de 27 años, partió desde su hogar con un solo propósito: cambiarle la vida a su madre y hermana. Con un contrato firmado para unirse a las fuerzas armadas en Ucrania, viajó a Europa y durante tres meses mantuvo constante comunicación con su familia.

En su último mensaje de WhatsApp, prometía regresar pronto, cargado de nuevas oportunidades “Hola, madre. Bendición. ¿Cómo se encuentra? Yo estoy bien por acá, no se preocupe. Seguimos aquí, como en la película, montando los días... pero bueno, gracias a Dios, bien.

Espero que esté bien, madrecita. Cuídese mucho. Vamos por el negocio del que le había comentado. Bueno, madre, que tenga un buen día. Saludos a mi abuela y a mi hermana”

Pero el pasado 2 de septiembre, una llamada destruyó esa esperanza. Héctor murió tras caer en un campo minado durante una operación militar. Según versiones de compañeros del pelotón, de los 35 colombianos que hacían parte de esa unidad, 31 habrían fallecido en el mismo ataque. Héctor quedó gravemente herido y finalmente murió sin recibir asistencia.

Su madre, Rocío Romero, aún no encuentra consuelo. En medio del dolor, recuerda cada palabra que su hijo le decía antes de partir.

Su sueño era ir a Ucrania para ayudarme. Me decía: ‘mamá, aquí en Colombia no lo voy a lograr, quiero darte una mejor vida’. Yo le pedía que no se fuera, pero él insistía: ‘mi felicidad está allá’. Y así fue como se marchó”, relata con la voz quebrada.

Hoy, Rocío lucha junto a su hija Alejandra por la repatriación del cuerpo, o al menos por la entrega de las cenizas. Sin embargo, no han recibido respuestas claras ni de Ucrania ni de su embajada en Colombia.

“Nos dijeron que puede tardar un año o más, y que no se puede hacer nada hasta que haya un cese al fuego. Tampoco nos entregan el acta de defunción. En la embajada solo respondieron que no manejan temas militares”, explica Alejandra.

Mientras tanto, la familia vive con la angustia de no haber podido despedir a Héctor. Según relatan, su cuerpo quedó en una zona de difícil acceso, posiblemente bajo dominio ruso, donde los intentos de recuperación han sido frustrados por bombardeos y drones.

“Mi hermano no era un animal para quedar tirado así. Solo pedimos las cenizas, una tumba, un lugar donde mi mamá pueda llorarlo”, dice su hermana.

La guerra en Ucrania ha dejado más de un millón de muertos. Se estima que al menos 90 colombianos han viajado para unirse a ese conflicto. Muchos han muerto y otros continúan desaparecidos.

Héctor Eduardo Salinas fue uno de ellos. Prestó servicio militar en el Batallón Caldas de Bucaramanga, trabajó en seguridad privada en Bogotá, pero soñaba con ser soldado profesional. Aunque eligió una guerra que no era la suya, lo hizo con la esperanza de darle un futuro digno a su familia. Hoy, su madre solo pide justicia y la posibilidad de cerrar el ciclo con una cristiana sepultura.

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