Organizaciones defensoras advierten que, además del abuso presencial, los ataques contra mujeres en redes y plataformas digitales han aumentado de forma preocupante.
Defensores de derechos humanos en Norte de Santander encendieron las alarmas en la mañana del 19 de agosto de 2025, tras reportar un notable repunte en los casos de violencia sexual digital que afectan especialmente a mujeres y niñas. Según denunciaron, estas agresiones, que incluyen ciberacoso, difusión de contenido íntimo sin consentimiento, sextorsión y otros tipos de violencias virtuales, se han sumado a la ya grave realidad de abusos físicos y presenciales en la región.
De acuerdo con Alejandra Vera, directora de la Corporación Mujer, Denuncia y Muévete, en la región se está registrando un alarmante aumento de la explotación sexual, la violencia digital y la producción de pornografía en la que participan menores de edad.

Esta forma de violencia digital se enmarca en un problema nacional creciente: según un análisis reciente realizado por Centrap, al menos el 60 % de las mujeres entre 18 y 40 años en Colombia ha vivido algún tipo de agresión en línea, ya sea a través de acoso, suplantación de identidad, sextorsión o distribución no consentida de material íntimo.
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En Norte de Santander, la situación es aún más compleja debido a los antecedentes de violencia de género en el departamento. El Observatorio de Asuntos de Género ha registrado que la mayoría de agresiones son psicológicas y físicas, pero también persisten altos niveles de violencia sexual, incluso en zonas rurales marcadas por el conflicto armado.
Organizaciones sociales piden fortalecer las campañas de prevención, capacitar a funcionarios y diseñar protocolos efectivos para la denuncia y sanción de estas agresiones en entornos digitales. Señalan que sin acciones integrales, el panorama seguirá afectando de manera desproporcionada a mujeres, adolescentes y niñas.
Ante este panorama crítico, activistas y organizaciones alertan que es urgente fortalecer las rutas de atención y respuesta en entornos digitales. A la par, piden acciones efectivas desde entidades estatales y educativas, incluyendo campañas de prevención, formación a funcionarios y formación de protocolos claros para la denuncia y judicialización de estos delitos. Solo con un enfoque integral —que contemple lo presencial y lo digital— se podrá avanzar en la protección de niñas, adolescentes y mujeres frente a la violencia sexual en todas sus formas.