Este lunes 22 de septiembre se llevará a cabo en París donde se determinará quién fue el mejor jugador desde agosto de 2024 hasta julio de 2025.
Por: Sebastián Trujillo – Periodista TRO Digital.
La edición 69 del Balón de Oro ha dejado de ser una premiación previsible para transformarse en un pulso de narrativas opuestas. Este 2025, el debate gira en torno a Lamine Yamal, el adolescente que desafía la historia con el FC Barcelona y la selección española. Y Ousmane Dembélé, el atacante que, tras años de irregularidad, ha alcanzado la madurez futbolística en el París Saint-Germain.

Yamal irrumpió en la élite con una precocidad que lo convierte en un caso único: apenas con 18 años, ya ha sumado 19 goles y 21 asistencias en la temporada. Además de ser decisivo en el título de Liga y en la Eurocopa 2024, donde fue nombrado Mejor Jugador Joven. Su valor no se mide solo en cifras, sino en influencia.Cada intervención suya genera superioridad, rompe líneas y altera la dinámica de partidos de máxima exigencia.

Dembélé, en contraste, presenta estadísticas que confirman su año más productivo: 27 goles y 18 asistencias, títulos nacionales en Francia y una final de Champions donde fue protagonista en rondas cruciales. Lo relevante, más allá de los números, es la regularidad con la que sostuvo al PSG, un club históricamente cuestionado por su fragilidad en escenarios grandes. Su capacidad para cargar con el equipo en fases determinantes es un factor diferencial.
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El análisis de este Balón de Oro no se limita a los goles o trofeos, sino al significado simbólico de cada candidatura. Yamal encarna la renovación del fútbol europeo, la consolidación de un talento adolescente que ya actúa como líder natural. Su candidatura refleja la tendencia del premio a reconocer irrupciones históricas, como sucedió con Lionel Messi en 2009.
Dembélé, por su parte, representa la otra cara: la del futbolista que, tras años de lesiones y cuestionamientos, alcanzó un punto de equilibrio. Su Balón de Oro tendría un valor testimonial, el reconocimiento a la persistencia y a la madurez de un jugador que supo reinventarse en el momento justo.

¿Qué pesa más en la votación?
100 periodistas de las naciones mejor rankeadas por la FIFA votan en el Balón de Oro. Ellos suelen oscilar entre premiar títulos colectivos o resaltar actuaciones individuales históricas. En ese contexto, Dembélé tiene ventaja en el apartado de trofeos, mientras que Yamal ofrece la narrativa del talento precoz que ya compite con los mejores del mundo. La decisión, más que técnica, será interpretativa.
La respuesta llegará desde París, pero el simple hecho de que el debate se centre entre estos dos perfiles tan contrastantes ya confirma que el Balón de Oro 2025 será recordado como un punto de inflexión: el año en que la experiencia y la juventud se midieron de igual a igual por el mayor reconocimiento individual del fútbol mundial.