Por Luis Carlos Vega – Periodista Canal TRO
María Elena Bergoglio de 76 años, es la única hermana viva del Papa Francisco, quien se convirtió en figura mediática cuando su hermano Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa en 2013, aunque admitió que él nunca aspiró al papado.
María Elena es doce años menor que Francisco, lo que marcó realidades distintas, pero no afectó su cercanía fraternal. En los últimos años, su salud ha empeorado y vive en una residencia religiosa. Lamentablemente, debido a su estado de salud y la distancia, no pudo tener un último abrazo con su hermano antes de su fallecimiento.

Entre las anécdotas que ha compartido, María Elena recordó que su hermano, antes de ser Papa, era un hombre cariñoso y con sentido del humor. Contó cómo Jorge solía enseñar malas palabras a su sobrino durante las misas, provocando situaciones cómicas. También mencionó que, en su juventud Jorge tuvo interés por una chica, pero decidió ir a orar en lugar de asistir a un picnic con ella, sintiendo que tenía una vocación religiosa.
“Hablamos una vez por semana, nos escribimos cartas y nos organizamos para compartir algún que otro almuerzo familiar donde hasta hace un tiempo el cocinaba. Porque le encanta hacer sus calamares rellenos o los risottos de hongos, que aprendió de una receta heredada de nuestra abuela italiana”. Esto contó María Elena hace años a un medio argentino destacando siempre lo atento y familiar que fue el Papa con ella.
La hermana del Papa comenta que estaba lavando los platos ese 13 de marzo de 2013 cuando el mundo iba a conocer al nuevo sumo pontífice. “Cuando escuché el Habemus Papam me instalé frente al televisor. Ni se me ocurría que iba a ser mi hermano, él no quería ser Papa, antes de subir al avión me llamó y me dijo: ‘Chau nena hablamos a la vuelta’. Lo vi salir al balcón y casi me muero. Me largué a llorar y no paré, la emoción me superó”, confesó al Diario AS. Todavía, 12 años después, le cuesta asimilar la noticia
Hoy en día María Elena vive enferma y es cuidada por hermanas religiosas en Buenos Aires, tras la muerte de la máxima autoridad católica es la única Bergoglio en las calles argentinas.