Redacción: Fabio Sandoval
La violencia en el Catatumbo dejó atrapadas en un cruce de disparos a las hermanas Iris Johana y Ana Alejandra Quiñones Parada en la vereda Bertrania, municipio de Tibú, Norte de Santander, durante un enfrentamiento entre el ELN y disidencias de las FARC, el 14 de febrero de 2025, Iris Johana, de 18 años, recibió dos impactos de bala (uno de ellos en la cabeza) llevándola a la muerte al día siguiente en un centro asistencial tras varias horas de atención médica especializada. Dos meses después, Ana Alejandra, de 24 años y madre de dos menores de 3 y 5 años, sucumbió a las heridas sufridas en el mismo episodio, dejando a sus hijos huérfanos y a la comunidad conmocionada.
El viernes 14 de febrero de 2025, en plena mañana, un intercambio de disparos entre grupos del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las FARC se extendió por la vereda Bertrania, zona rural de Tibú, sorprendiendo a habitantes civiles que se encontraban en sus viviendas. Entre ellos, la joven Iris Johana Quiñones Parada, de 18 años, recibió varios impactos de bala mientras se ocultaba por el ruido de los fusiles. Tras el ataque, su madre solicitó apoyo militar y, junto con otra mujer herida, logró ser trasladada hacia un centro asistencial en Cúcuta, donde fue atendida durante toda la madrugada; sin embargo, falleció al día siguiente, el 15 de febrero, tras no recuperarse de las lesiones.
En el mismo enfrentamiento resultó herida Ana Alejandra Quiñones Parada, de 24 años, quien permaneció hospitalizada en cuidados intensivos; su estado crítico se prolongó por varias semanas, pero finalmente no resistió las secuelas de los múltiples impactos de bala, falleciendo el 14 de abril de 2025.
La tragedia de las hermanas Quiñones Parada se produce en el marco de una crisis humanitaria que aqueja al Catatumbo desde el 16 de enero de 2025, cuando el ELN lanzó una ofensiva para expulsar a las disidencias de las FARC de territorios estratégicos de narcotráfico y contrabando fronterizo. Según el Gobierno Nacional, la escalada armada ha costado la vida de al menos 80 personas, incluidos líderes sociales y excombatientes de la FARC acogidos al proceso de paz, y ha generado el desplazamiento forzado de más de 56.091 habitantes, convirtiéndose en la crisis más aguda de la última década en la subregión.
Las comunidades campesinas, obligadas a regresar a sus veredas por necesidades de sustento, se encuentran atrapadas entre la presencia militar y los combates, sufriendo deficiencias de alimentos, atención médica y educación para sus hijos.
La Fiscalía General de la Nación designó una unidad especial para investigar el ataque que causó la muerte de las dos hermanas, con miras a judicializar a los responsables de este episodio y esclarecer si hubo responsabilidades de terceros en la cadena de mando de los grupos armados involucrados. Por su parte, el Ministerio de Defensa ha reforzado su despliegue en Tibú como parte de la Operación Catatumbo, cuyo objetivo es restablecer las condiciones de seguridad y proteger a la población civil en las veredas más afectadas por la confrontación.
En Cúcuta, asociaciones de víctimas y colectivos de desplazados han convocado a una marcha pacífica para exigir verdad, justicia y reparación integral para las familias de Iris Johana y Ana Alejandra, así como para decenas de víctimas civiles que han perdido la vida en la región
El asesinato de las hermanas Quiñones Parada pone de manifiesto la grave situación de inseguridad que viven los habitantes del Catatumbo, donde la lógica de la guerra continúa impactando a los más vulnerables.