Los 7 potajes: Tradición gastronómica que une fe y sabor en Semana Santa

Redacción: Fabio Sandoval

En medio de la solemnidad y la celebración de la Semana Santa, surge una práctica culinaria que trasciende generaciones y fronteras en algunas regiones andinas y del norte de Colombia: la tradición de los 7 potajes. Este ritual gastronómico, que se celebra con especial fervor el Jueves Santo, representa la conmemoración de las siete palabras pronunciadas por Jesucristo antes de su muerte, convirtiéndose en un símbolo de unión familiar, devoción y patrimonio cultural.

La costumbre consiste en la preparación de un banquete familiar compuesto por siete platos diferentes. Cada uno de estos potajes simboliza, de manera directa o a través de sus ingredientes, una de las siete frases emblemáticas de la Pasión de Cristo. Aunque el menú varía según las posibilidades y gustos de cada familia, tradicionalmente se elaboran platos que pueden incluir:

  • Sopas y cremas: como la sopa de arvejas, que se cuece lentamente con verduras para conseguir un caldo lleno de sabor.
  • Guisos y arroces: platos en los que el arroz se combina con ingredientes locales, reflejando la riqueza agrícola de la región.
  • Platos con pescado: en especial el bacalao en salazón, utilizado para cumplir con la abstinencia de carne en estos días de vigilia, siendo remojado previamente para eliminar el exceso de sal.
  • Dulces tradicionales: como el arroz con leche o postres caseros, que cierran el banquete con un toque reconfortante y festivo.

La preparación de estos siete potajes se realiza en el hogar, en un ambiente de comunión y recogimiento. Se trata de un acto que va más allá de la simple gastronomía, pues en cada plato se plasma la historia, la fe y la creatividad culinaria de las familias. En regiones como Santander, Norte de Santander y Boyacá (e incluso en ciertas zonas andinas de Venezuela), esta tradición se ha extendido y modernizado; además de la preparación casera, han surgido iniciativas turísticas como la “Ruta de los 7 Potajes”, que invita tanto a lugareños como a visitantes a degustar menús especiales durante la Semana Santa, fusionando tradición y emprendimiento gastronómico.

Además de su significado espiritual, el compartir este banquete familiar fortalece los lazos intergeneracionales, permitiendo que las técnicas culinarias y las recetas tradicionales se transmitan de padres a hijos, manteniendo viva una tradición que se renueva año a año.

Si bien las recetas pueden variar (algunas familias incluyen sopas, arroces, guisos, platos a base de pescado o incluso versiones más contemporáneas adaptadas a los gustos actuales) lo esencial es la intención de recordar, compartir y celebrar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo a través de la comida. Esta dualidad entre fe y sabor se percibe en cada preparación, siendo un recordatorio de que la gastronomía es también un vehículo de cultura y tradición.

Esta tradición de los 7 potajes es un ejemplo claro de cómo la comida puede ser un lenguaje universal que une lo espiritual con lo cotidiano, permitiendo que cada familia honre su fe a través de un festín lleno de historia, sabor y emoción.

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