Explosiones y hostigamientos simultáneos
Una difícil noche vivió el Área Metropolitana de Cúcuta tras una serie de ataques terroristas que sembraron el caos en la región. Los hechos ocurrieron desde las 11:00 p.m. del miércoles 19 de febrero, cuando un carro bomba explotó en el peaje de Villa del Rosario, destruyendo completamente la infraestructura y dejando cuatro trabajadores heridos.
Minutos después, hombres encapuchados y armados hostigaron el Comando de Atención Inmediata (CAI) del Templo Histórico en Villa del Rosario, disparando contra la estación policial y generando alarma entre la comunidad. Horas más tarde, una nueva explosión sacudió el CAI del barrio San Rafael, en el centro de la capital nortesantandereana, intensificando la crisis de seguridad.
Reacción de las autoridades y crisis de seguridad
Las autoridades reportaron la presencia de hombres armados en los corredores viales y pasos fronterizos, donde se implementaron retenes ilegales. En las trochas de La Parada, que conectan con Venezuela, se registraron ráfagas de fusil, lo que incrementó el temor entre la población. Según las primeras investigaciones, los atentados serían responsabilidad del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Frente a estos hechos, la Policía y el Ejército Nacional desplegaron operativos en los puntos más afectados para restablecer el orden. La Gobernación de Norte de Santander convocó un consejo de seguridad extraordinario y anunció una recompensa de hasta $150 millones por información que ayude a dar con los responsables de los ataques.
Líderes políticos, entre ellos Marta Lucía Ramírez y Paloma Valencia, criticaron la estrategia de seguridad del Gobierno Nacional y señalaron la falta de control en la frontera como un factor clave en la escalada de violencia.
El Área Metropolitana de Cúcuta enfrenta una grave crisis de seguridad tras estos atentados, mientras la población exige medidas contundentes para frenar la acción de los grupos armados y garantizar la estabilidad en la región.
