Redacción: AFP
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, denunció el martes que disidentes de la extinta guerrilla de las FARC atacaron con drones y explosivos un centro médico temporal en el violento suroeste del país, sin dejar víctimas.
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Su gobierno, con el apoyo de Médicos sin Fronteras (MSF), había instalado el pasado fin de semana nueve carpas utilizadas como hospital de campaña en la región montañosa del Cañón del Micay, en el departamento del Cauca, plagado de narcocultivos y bajo el control de los rebeldes del Estado Mayor Central (EMC).
“Los traquetos (narcos) del EMC del Cauca no quieren salud para el pueblo del Micay. Atacaron con drones un hospital, lo cual constituye una violación al DIH (Derecho Internacional Humanitario). Son crímenes contra la población civil que deben ser juzgados“, advirtió Petro en X.
Según el Ejército, el ataque fue perpetrado por miembros del Frente Carlos Patiño, del EMC, el mayor grupo disidente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) que se apartaron del histórico acuerdo de paz firmado en 2016.
Octavio Guzmán, gobernador del departamento del Cauca, aseguró en X que el ataque no causó “víctimas mortales ni heridos de gravedad”. Sin embargo, las explosiones dejaron “aturdidos a miembros de la misión médica” en el poblado de El Plateado, uno de los principales bastiones de esa disidencia en el Micay.
Según MSF la explosión “dejó heridas leves en una de las trabajadoras”.
El hospital tiene “capacidad para atender a 40 pacientes” y constituye el “principal centro médico de referencia para unas 32.000 personas” del Micay, pues el hospital del mismo nivel más cercano está a 7 horas en auto, señaló MSF.
El EMC sostenía negociaciones de paz con el gobierno de Petro, pero se dividió en 2024.
La escisión al mando de alias Iván Mordisco se apartó de los diálogos y aumentó su presión violenta contra fuerzas estatales.
Otra facción bajo órdenes del comandante alias Calarcá mantiene conversaciones con el gobierno.
Tras la ruptura de los diálogos con Mordisco, Petro ordenó en octubre una incursión militar en El Plateado.
Colombia atraviesa su más grave ola de violencia en la última década, con distintos focos de violencia en el noreste y suroeste del país, bajo el fuego de rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista).
La escalada pone en jaque la apuesta del gobierno de lograr el desarme de todos los grupos armados de Colombia, para desactivar un conflicto interno de seis décadas.