Redacción: Kelly Gamboa – TRO Digital
Tras su reelección como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha trazado sus planes para transformar drásticamente la política migratoria del país. En un discurso desde su centro de campaña en Florida, Trump destacó dos ejes centrales de su propuesta.
En primer lugar, el mandatario se ha comprometido a implementar medidas más rigurosas para cerrar las fronteras estadounidenses, limitando la entrada de migrantes solo a través de vías legales y autorizadas. Esto incluiría la continuación de la construcción del muro fronterizo con México y el despliegue de más agentes de patrulla en la zona limítrofe. “Tenemos que hacer esto. No es sostenible para nuestro país”, afirmó Trump.
Asimismo, el presidente reiteró su objetivo de deportar a un millón de migrantes indocumentados que residen en Estados Unidos. “Empecemos con un millón de personas. Ahí fue donde Kamala Harris falló y a partir de ello podemos nosotros comenzar a trabajar”, señaló el vicepresidente electo, James David Vance, en una entrevista reciente. Sin embargo, expertos advierten que este plan de “deportaciones masivas” enfrentaría importantes desafíos legales y logísticos.
“Cada comunidad de Estados Unidos vería a personas que conoce y ama siendo subidas a esos autobuses. Habría imágenes muy dolorosas de niños llorando, de familias, en la televisión. Todo eso es muy mala prensa”, advirtió Adam Isacson, experto en migración y fronteras de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).
Las propuestas de Trump en materia de inmigración han generado preocupación entre defensores de los derechos humanos y organizaciones pro-inmigrantes, quienes temen que las medidas drásticas tengan un gran costo humano. No obstante, el presidente electo parece decidido a imponer un control migratorio más fuerte durante su segundo mandato.