La energía es un elemento crucial para el desarrollo, ya que impulsa el progreso de las empresas, la creación de empleos y el flujo de inversiones. Sin embargo, es una de las industrias más contaminantes.
El ahorro energético no solo beneficia al medio ambiente, sino que también contribuye a la preservación de los recursos no renovables.
La electricidad es vital en nuestro día a día en un mundo digitalizado e industrializado. A menudo no reflexionamos sobre su origen ni los beneficios de utilizarla de manera moderada.
Es importante recordar que se produce a partir de fuentes primarias que pueden ser renovables (como el viento, la radiación solar y el agua) o no renovables (como el carbón, el gas natural y el petróleo). A pesar de la transición hacia energías limpias, la mayoría del consumo mundial sigue dependiendo de fuentes no renovables. Las energías no renovables, al ser fuentes fósiles, tienen un impacto significativo en el medio ambiente debido a la sobreexplotación de recursos y la emisión de gases de efecto invernadero. Por ello, el ahorro energético es esencial para optimizar los recursos energéticos.
El ahorro energético beneficia tanto a nivel doméstico como nacional, especialmente en países con una fuerte dependencia externa en petróleo. Reducir el consumo ayuda a mitigar esta dependencia y tiene un impacto positivo en la economía.
Estos son algunos de los tips con mayores resultados:
- Desconectar los aparatos electrónicos cuando no estén en uso.
- Apagar los monitores de las computadoras.
- Mantener prendidas solo las luces que se utilicen.
- Utilizar focos ahorradores.
- Emplear electrodomésticos energéticamente eficientes.
- Utilización eficiente del aire acondicionado.
- Optar por energías limpias como los paneles solares. Es fundamental reconocer que el acceso universal a la energía es crucial para garantizar servicios básicos como salud y educación, así como para impulsar el desarrollo económico.