Redacción: Valentina Nieto
En Cúcuta, a diferencia del resto del país, el Día de la Madre se celebra el último domingo de mayo, una tradición que se ha mantenido intacta por décadas y que sigue generando curiosidad entre propios y visitantes. Aunque a nivel nacional esta fecha se conmemora el segundo domingo del mes, en la capital de Norte de Santander las costumbres son tan firmes como el hierro, y esta, en particular, se ha convertido en un símbolo de identidad local.

El impacto económico de la celebración es innegable. Como en otras ciudades, la efeméride dinamiza el comercio y promueve las ventas en múltiples sectores. No obstante, el verdadero misterio está en el porqué de la fecha distinta. Existen al menos tres teorías que intentan explicarlo, aunque ninguna ha podido confirmarse con certeza.
Una de las versiones más antiguas vincula la celebración con el terremoto de Cúcuta de 1875, un evento que marcó profundamente la historia de la ciudad y que, según la Academia de Historia de Norte de Santander, podría haber llevado a mover la fecha como un gesto simbólico. Otra teoría apunta a la posible influencia de Venezuela, dada la cercanía con la frontera; sin embargo, en ningún otro país se celebra el Día de la Madre en esa misma fecha, descartando esta hipótesis.
La tercera teoría, y quizá la más verosímil, parece salida de una leyenda urbana pero tiene tintes de realidad. Se remonta a los años 30, cuando embarcaciones europeas llegaban a los puertos del oriente colombiano los últimos domingos de mayo, cargadas de mercancías exóticas. Se dice que estas fechas se convirtieron en motivo de celebración y que, poco a poco, se arraigaron en la cultura local como el momento ideal para honrar a las madres.

El columnista Miguel Darío Sanabria, en una investigación publicada en Las2Orillas, recuerda una conversación con el padre Daniel Jordán, antiguo párroco de la Catedral de Cúcuta, quien atribuye el cambio de fecha a una alianza estratégica entre el comerciante italiano Tito Abbo y el influyente sacerdote Demetrio Mendoza. Según este relato, la celebración se trasladó al último domingo de mayo para coincidir con la llegada de mercancía europea que se vendía en el almacén Rivoli-Tito Abbo, considerado en su época un verdadero supermercado de lujo. Aunque esta explicación tampoco está documentada oficialmente, ha cobrado fuerza como la versión más lógica y repetida.
Así, entre historia, leyenda y comercio, Cúcuta mantiene viva una tradición que la distingue del resto del país. Sin importar la fecha, lo cierto es que las madres cucuteñas serán celebradas por todo lo alto, como lo merecen.