Las tradiciones y costumbres que se practican en Colombia durante la Semana Santa

Redacción: Valentina Nieto

En Norte de Santander, la Semana Santa se vive con un profundo sentido religioso y cultural, siendo una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico. Las comunidades del departamento mantienen vivas tradiciones que han pasado de generación en generación, expresadas en actos de fe, encuentros familiares, representaciones simbólicas y manifestaciones culturales.

Las actividades litúrgicas tienen un papel protagónico en municipios como Pamplona, Ocaña y Cúcuta. Durante los días santos se celebran eucaristías, procesiones y viacrucis que convocan a feligreses y visitantes.

El viacrucis viviente es una tradición que se conserva especialmente en zonas rurales del departamento. En municipios como Lourdes y Salazar de Las Palmas, la comunidad representa los pasajes bíblicos de la Pasión de Cristo con dramatizaciones que se realizan en espacios públicos, involucrando a niños, jóvenes y adultos en una expresión colectiva de espiritualidad.

La gastronomía típica también forma parte esencial de la Semana Santa nortesantandereana, muchas familias conservan la costumbre de preparar los siete potajes el Jueves Santo, una comida compuesta por siete platos simbólicos que representan la unidad y la reflexión en esta época del año.

La oración en familia, la participación en los oficios religiosos y la visita a los templos más representativos del departamento forman parte de las prácticas habituales durante la Semana Mayor. En Cúcuta, la Catedral de San José organiza una programación que incluye misas solemnes, confesiones y actos penitenciales que convocan a feligreses de distintos sectores de la ciudad.

También se registran peregrinaciones a templos emblemáticos como el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en el municipio de Lourdes, donde cada año se recibe a cientos de visitantes provenientes de otros municipios del departamento y de la vecina República Bolivariana de Venezuela. Estos recorridos, guiados por la fe, han contribuido a fortalecer el turismo religioso en la región.

En algunos municipios se complementan las celebraciones religiosas con actividades culturales que incluyen danzas, música tradicional y encuentros comunitarios. Estas expresiones, respaldadas por las alcaldías y organizaciones culturales, permiten visibilizar el arraigo y la identidad de los territorios, enmarcados en una de las temporadas más representativas del calendario católico.

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