Domingo de ramos: El inicio sagrado de la Semana Santa

Redacción: Fabio Sandoval El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, dando comienzo a un periodo de intensa reflexión, rituales litúrgicos y tradiciones que conmemoran los últimos días de Jesucristo. Esta jornada se celebra en conmemoración a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, un acontecimiento narrado en los cuatro evangelios y que, según la tradición cristiana, anunció la venida del Mesías.

Esta celebración tiene sus raíces en las narraciones evangélicas, donde se cuenta que Jesús entró en Jerusalén montado en un asno mientras la multitud extendía sus mantos y depositaba ramos de palma y olivo en su camino.

Este acto fue interpretado como el cumplimiento de la profecía de Zacarías (9,9), que anunciaba la venida de un rey humilde y justo. La tradición litúrgica lo marca como el último día de la Cuaresma y el inicio de la “Semana de la Pasión” que culminará con la resurrección de Cristo el Domingo de Pascua .

Este día no solo rememora la acogida festiva que recibió Jesús, sino que también prepara a los fieles para vivir intensamente los eventos de la pasión, muerte y resurrección. Durante este día, las iglesias realizan la bendición de palmas y la respectiva procesión. En tiempos antiguos, la palma era un símbolo de victoria, fecundidad y paz en el contexto judaico y grecorromano. Al ser bendecidas, estas hojas no solo remiten a la aclamación a Jesús, sino que se convierten en un recordatorio tangible de la fe y la protección divina para los hogares de los fieles. 

Hoy en día, en diversos países del mundo como Colombia, España y en múltiples comunidades de América Latina, se realizan procesiones multitudinarias, en las que congregaciones salen a las calles con palmas en mano para bendecirlas y participar en la liturgia de la Pasión. 

Además, muchas de estas tradiciones se han fusionado con expresiones culturales locales, dándole al Domingo de Ramos un carácter tanto religioso como social, en el que la comunidad se une en un acto de fe y celebración. Tras la procesión y la misa, es habitual que estas mismas palmas, al acabar la Semana Santa, sean recogidas y quemadas para generar las cenizas que se utilizarán el miércoles de Ceniza del siguiente año, cerrando así el ciclo litúrgico.

En definitiva, el Domingo de Ramos es el pórtico de una de las semanas más importantes para millones de creyentes alrededor del mundo, un tiempo en el que la historia, la liturgia y la cultura se entrelazan para reafirmar la fe y la esperanza en la redención a través del sacrificio de Cristo.

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