Redacción: Kelly Gamboa – TRO Digital
“No es alcahuetería, ellos no son basura, son personas. No son un desecho. Tienen una enfermedad que se puede tratar”, expresó Beatríz García, enfermera del proyecto Cambie.
Cambie es un proyecto independiente que ha creado una sala en el centro de Bogotá para el consumo de sustancias inyectables, como la heroína. Esta sala se convierte en la primera de Colombia y de Sudamérica, con el objetivo de reducir los riesgos asociados al consumo de sustancias psicoactivas inyectadas.
Desde su inicio, la sala ha tenido 1,564 usos y ha recibido a 67 usuarios en estado vulnerable. El propósito del proyecto es evitar que los consumidores compartan elementos de inyección, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades como Hepatitis C y VIH al reutilizar jeringuillas.
Cada usuario que hace uso de ‘Cambie’ recibe un kit que incluye jeringas, torniquetes, agua esterilizada, cazoletas, filtros y toallas con alcohol. Además, cuentan con kits de naloxona para casos de sobredosis por sustancias como heroína, oxicodona y fentanilo.
En su primer año, han logrado revertir 14 sobredosis y han recolectado y desechado más de 13 mil jeringas del espacio público. Uno de los miembros del proyecto explicó una de las motivaciones para crear este espacio: “En la calle conocí personas que tenían que reutilizar jeringas, compartirlas entre ellos y usar agua de charco para inyectarse heroína. De ahí nació la necesidad de ver cómo podía ayudarlos”.
A nivel global, existen 147 salas oficiales de consumo supervisado en 16 países. Los pioneros en crear estas salas fueron los suizos, en 1986, quienes lograron que 300 personas que se drogaban en espacios públicos fueran atendidas de manera sociosanitaria, reduciendo la propagación de enfermedades y las muertes por consumo de sustancias psicoactivas.